Hoy un señor me toqueteó la espalda, el barbijo clasista y un episodio caliente (?)
La seguimos en t.me/noesnadapodcast
Podcast (noesnada): Reproducir en una nueva ventana
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364. Sal picón de naves
No puedo esconder las canas
Adiós juventud las ganas
De salir otra vez
A marcha camión[1]
Hoy debuté con el fisio (“en el fisio” debería decir, pero me parece… como soy un niño que me gusta reírme de mis propios chistes digo “con”). 12 de julio de 2022 será el día en que quede anotado que este humilde servidor fue a que le aprieten la espalda, y creo que ya si algo me faltaba para el carnet de viejo es eso.
Aquí en esta ciudad es muy usual lo de ir “al fisio”. El fisio es el fisioterapeuta: no quiero ofender a nadie pero es un masajista, básicamente. Hace algunas otras cosas pero fundamentalmente y básicamente un masajista. Y a mí siempre me da cosa que me anden tocando y todo… la timidez y los masajes no son buenos amigos pero realmente tengo un dolor cervical tan enorme que no me queda otra ya. No me queda otra: me duele haber gastado la guita de lo que sale ir y más me duele toda la historia de que hay que hablar. Y entonces el problema del sesgo que yo tengo (como estudiante de la magia y estudiante de las estafas, valga la redundancia), es que todo creo que tiene que ver con un efecto mágico. Entonces cuando el chabón me preguntó “¿de qué trabajas?”, que ya siempre es una pregunta que a mí me complica la vida (una pregunta que no puedo ni responder yo): en una época, cuando era más gracioso que ahora, cuando me decían “¿de qué trabaja?”, decía “te doy el teléfono de mi psicólogo, hablalo con él”. Y siempre contesto cuando no tengo ganas de charlar, que es casi siempre, “¿de qué trabaja?”: “con computadoras”. Pero como este era un señor que, claro, teníamos media hora por delante a solas, me dijo “¿las arreglas?”: “no”, dije yo, “escribo”. “Ah”. Siempre cuando se da esa conversación que no son conversaciones buscadas, siempre hay que resolver de modo tal que nada resuelva nada: todo es un constante abrir ventanas. Y el juego es quién se cansa primero. Bueno, pero el chabón lo hizo bien, sinceramente lo hizo bien. También me gustó que me hizo poner barbijo, porque una cosa que noté últimamente es que hay un ordenamiento de clase que tiene que ver con quién usa barbijo y quién no: vos entrás a la panadería y el que atiende en la panadería usa el barbijo, pero el cliente no. Vos vas a un bar y el mozo usa el barbijo pero el cliente no. No está bien. O sea, o es seguro para todos o no es seguro para nadie. Pero, claro, como ya para los clientes no es obligatorio (pero con mucho tino y mucha lógica en las empresas les dicen “no, no, y por un tema de imagen hay que usarlo”) casi que si vos entrás a un lugar random, por ejemplo, supermercado, el que corta el fiambre, el que corta la carne, la cajera, todos tienen barbijo. Y los clientes no. Es como otro modo de separar quién está gastando plata y quién está trabajando. Por supuesto no me gusta. Y acá me hizo el chabón… me dijo “¿tienes mascarilla? No, bueno…”, le digo “sí, tengo”, y para mis adentros decía “je je bien”. La cuestión es que te aprietan de unas maneras increíbles y yo sospecho eso, que un poquito me hacía lectura de tarot. En un momento me dice “¿vos debes estar encorvado todo el día, no?”, “no, un poco”, siempre un poco le tenés que decir la verdad y un poco mentir. Para que no… no hay que hacérsela tan fácil. A cualquiera, ¿no?. Lo cual es una boludez porque al final el tipo lo que quiere es ayudarte. Pero también yo siento que quiere que vuelvas: yo siento que hay un poco de eso que yo (como paciente de psicólogo de toda la vida) siempre sospechás que el psicólogo podría ya decirte “bueno, el problema es este… es tu primo hermano de Bahía Blanca” y chau, y se acabó. Pero un poquito se estira porque se supone que vos todavía no estás listo para saber que el problema es el primo hermano de Bahía Blanca. Entonces se estira, se estira, se estira. Claro, siempre estás al borde de cuál es el límite entre la honestidad y el pagame tres sesiones más. Y esto un poco también: me dice “¿estás apurado?”, le digo, “no”. “Ah, porque dijiste que nada más tenías media hora cuando pediste el turno”: y yo pensaba sí, sí, eso porque soy una rata, no porque tenía poco tiempo. Además porque no me imagino una hora con un chabón apretándome la espalda: te clava los codos de una manera bestial. Y un poco va tanteando, me dice “¿hacés deporte?”, “no”. “¿Nada?”, “bueno, camino”. “¿Caminas mucho?”, “no”. Bueno, le digo “no, menos de lo que quisiera”. Bueno, “me voy a poner ahí”, qué se yo y me toca los gemelos y dice “eh, qué gemelos”. Y eso me sonó… es medio medio como “ay, ¡qué grande! Nunca vi una tan grande”. Le digo “qué sé yo”, él me dice, “¿pero caminas eso solo?”, “no, hago 9000 pasos por día más o menos”. “Ah, pero está bien eso”, “sí, sí”. Y también creo que un poco me estás consolando: un poco me estás haciendo palmoterapia, tipo, “no, está muy bien que camines tanto siendo gordo”. Hace un calor sofocante acá, acaba de pasar una chica, pfff… bueno. Y a la vez cuando me fui, me dio unas instrucciones… un poco la pega en algunas cosas. Porque claro, digo “no, yo duermo de costado”, “ah, pero no tenés que tirar el peso en el hombro”. No, claro, sí. Y un poco es como obvio. Me dice “vos el codo lo apoyás bien pero la espalda no”, que a mí me hace recordar a, claro, una cosa que siempre yo decía cuando tiraba las cartas[2], es “vos sos una persona que no tenés término medio: vos te ahogas en un vaso de agua o hacés cosas imposibles”. Y la gente dice “estás hablando de mí, cómo me conoce”. Y bueno, y si vos mientras yo decía esto estás pensando que estoy hablando de vos, no estoy hablando de vos. Pero así funciona eso. Cuando yo te digo “vos no sos una persona rencorosa, pero vos no te olvidás cuando alguien se portó mal con vos”. Y claro. “Vos sos una persona que muchas veces sos generosa con aquellos que no lo merecen del todo: siempre das una segunda oportunidad, siempre te abrís en tu corazón, y más de una vez no deberías hacerlo”. Y todos creemos que sí: nadie va por la vida diciendo “no, yo soy un hijo de puta y al que puedo cagar lo cago”, por más que hay muchos que son hijos de puta que al que pueden cagar lo cagan, no tienen conciencia de eso: creen que son buenas personas. “Vos sos una persona que sos muy amigo de tus amigos, que le brindás todo, que no especulas: cuando a alguien lo querés le abrís las puertas de tu casa, muchas veces incluso de más, y hay quien se abusa de eso”. Y claro, boludo, por supuesto que hay quien se abusa de eso. Bueno, todo eso es lo que hacen los adivinos.
Estoy un poco disperso hoy. Hace mucho que no hablaba en este podcast. Hace mucho que no me sentaba a grabar: hace un calor bestial (creo que lo dije).
Estuve dando una charla en Marbella sobre Decidilo[3]. Se viene un evento que se llama Podcast Movement[4], que es el evento más importante de podcasts del mundo y en ese evento eligen algunos podcasts a los que invitan. Básicamente eso significa que no les cobran, es un premio. Y No Es Nada, es uno de esos podcasts este año[5]. Entonces voy a poder recibir toda esa formación que te da Podcast Movement, gracias a este podcast que ustedes están escuchando. Y me pasó una cosa loca y por eso uní esto con la charla que di en Marbella: cuando lo comenté, mucha gente me felicitó. “Che, ¡qué bien!, te felicito por el premio”. Y yo instantáneo digo “bueno, no es para tanto”. Y digo “no es para tanto”, digo, “no, no es un premio, es una beca”, lo cual es cierto. Pero también es cierto que al darte esa beca que te ahorra de gastar los trescientos y pico de dólares que cuesta la inscripción al evento, es un premio. Y que yo lo pongo y lo publico y lo comparto de manera tal como si me hubiera ganado el Oscar, porque de verdad para mí es importante porque Podcast Movement es un evento al que siempre quise ir y al que no puedo (o no quiero) gastar USD 350 para escuchar esas charlas. Me encantaría hacerlo pero hoy no es el momento y entonces, bueno, me alegra genuinamente. Pero a la vez entiendo, como el otro día me decía una persona que admiro mucho, que yo sé muy bien… una de las pocas cosas que hago bien es vender bien esas cosas. Porque genuinamente, como cuando me va mal cuento que me va mal, cuando me va bien y cuento que me va bien, la gente se alegra (la gente que me quiere se alegra). Creo que tiene que ver con que es auténtico: no ando toda la semana diciendo “soy un crack”, pero de vez en cuando cuando meto un gol lo comparto y la gente genuinamente (que me quiere) lo celebra conmigo. Y pensaba un poco eso, porque ahí dí una charla sobre Decidilo: Decidilo es un proyecto (probablemente el más importante que llevé adelante en mi vida en términos de producción independiente) del cual viví cuatro años, prácticamente. Ya no: pandemia mediante, ya no vivo más de Decidilo. Y di una charla sobre cómo generar una comunidad a través de video en vivo, que es lo que hacía en Decidilo. Y en algún punto sentía que, si bien tengo las credenciales para hablar de eso porque lo hice, en algún punto sentía que estaba mintiendo. En algún punto sentía que estaba contando cómo fabricar monedas con un metal que ya no existe, que estaba contando cómo hacer mermelada de una fruta que ya no crece. Nada de lo que conté era mentira, pero yo me sentía un poco mentiroso: porque siento que lo que sobrevuela es una pregunta que no me hizo nadie, pero que me hago yo. Y es ¿y ahora, cómo harías rentable ese proyecto (ahora)? Ja, ja, por suerte nadie me hizo esa pregunta. Y con esto me pasó un poco igual: me gano la beca de Podcast Movement por un podcast que hace veinte días que no grabo. Que existe, claro. Que lo habrán escuchado para darme esa beca, quizá: mi costado más boicoteador dice, “no, miraron la cantidad de seguidores en Twitter y una vez más fue eso lo que decidió que algo pase o deje de pasar”. Por lo pronto, intento esquivar el cinismo y la falsa modestia y pensar que también podrían no habérmelo dado, pensar que en agosto (el veintitrés de agosto) voy a durante dos días estar todo el santo día con mi cabeza y mis ojos en Dallas escuchando a los número uno del podcast con la esperanza de grabar más seguido, de encontrarle la vuelta y de celebrar que No Es Nada.
[1] https://www.youtube.com/watch?v=O8Eo_Lyb7fQ
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_Forer
[3] https://decidilo.com/
[4] https://podcastmovement.com/
[5] https://podcastmovement.com/events/pm22scholarshipwinners/