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Podcast23 febrero, 2022
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338. Dr. Extraño
A mí no me interesaba. No tenía ni idea, de hecho. Alguna vez tuve que trabajar haciéndome el que sí, pero lo cierto es que el fútbol europeo me fue siempre ajeno. Me pasó alguna vez cubriendo mundiales: ir a los entrenamientos de las selecciones y había algunos que yo no los conocía. “¿Pero cómo lo conocés? Si este juega en la Premier, y este juega…”, qué se yo, yo veo a Banfield. Pero claro, entre las cosas que fui modificando este último tiempo, fue empezar a ver la Champions[1]. Y me pregunto ¿por qué de repente me interesa la Champions? Me interesa a nivel de decir “uy, mañana juega tal partido”. No a nivel de “hago zapping, veo el partido y lo dejo”, que eso sí lo hice toda la vida. Y claro, la lógica diría, “y es que sino no tenés tema para hablar”. Es bastante cierto, pero también es cierto que yo no hablo con humanos: en mi interacción durante el día el 99% de las charlas, conversaciones, etc. que tengo son a través de internet. Entonces no tengo esa cosa de “el café con los muchachos”. Esa cosa de “en el trabajo”. En el trabajo estoy solo: estoy yo sentado solo. Y es más, con los que hablo viven todos en distintos lugares. Pero claro, después seguí pensando y dije, “bueno, hay un par de cosas”. Número uno, me gusta el fútbol, entonces tiene sentido. Número dos, y esa es la clave, son los horarios: la Champions se juega a la noche los días de semana. Es el único momento que yo estoy más o menos cerca del televisor. Después viene otro tema: y es que en Europa, la Champions se paga aparte. Claro, yo me crié en Argentina, toda la vida viene en el cable básico: si vos tenés el cable, el más barato, te incluye la Champions. Acá no. Y, claro, los partidos más interesantes son los que quiere ver todo el mundo. Entonces si conseguís alguna otra manera loca de verlo y… es medio complicado. Hoy, sin ir más lejos, juega el Atlético de Madrid contra el Manchester[2]. Ahora, en una hora. Me había olvidado por completo de ese partido. ¿Por qué me acordé? Porque pasa una cosa que me impresiona y son los años de entrenamiento de haber ido a la cancha: yo me doy cuenta, caminando por la calle, si hay partido o no. O sea, si yo estoy en una ciudad y hay partido, yo por la calle me doy cuenta. No te estoy diciendo en la puerta de la cancha, ¿eh? En la calle, en el centro, me doy cuenta. ¿Por qué? Porque la gente está distinta. Claro, después dirás, “bueno, porque también ves gente con camiseta”. Sí, pero todos los días ves gente con camiseta, pero yo le veo la cara y yo sé que hoy hay partido, sin que me lo diga nadie. Me pasó una vez en Gijón[3]. O sea, claro una cosa si vos decís cerca del Bernabéu[4] y… te lo imaginás. Una vez en Gijón le digo a mi mujer “hoy hay partido”. “¿Cómo sabés?”, me dice. “No, no sé”, le digo, “pero creo que hoy hay partido”. “¿Pero leíste en algún lado?”. “No, pero averigüemos porque debe haber un partido dentro de dos, tres horas”, dicho y hecho. En tres horas había partido. Por desgracia solo era para socios. Hoy de hecho averigüé porque tengo a mi amigo Zambayonny[5] de gira por España, si bien no está en Madrid. Este era un re partido para ir: juega Cristiano Ronaldo en Madrid contra el Cholo. La entrada más barata que se conseguía era €150 más o menos: es caro también en persona ir.
Y entonces pienso en la cancha, pienso en lo que extraño. Y creo que no extraño ir a la cancha, extraño todo lo accesorio: extraño no tener que quedar con Marcelo, con el Chino y con mi primo; extraño que ya sabemos que una hora antes nos encontramos, que no nos llamamos, que se da por hecho de que vamos. Todo eso lo extraño. Extraño la ida a la cancha repasando cómo fue las dos semanas de cada uno entre que nos vimos por última vez. Y extraño el entretiempo hablando de boludeces. Y extraño el postpartido que son los últimos tres minutos que se habla de fútbol. Si se perdió, haremos un listado de los culpables que pasaremos a odiar hasta el próximo partido. Y si se ganó, estaremos diciendo que ojalá el próximo partido que sí vamos a jugar contra un equipo en serio, de vuelta nos vaya bien. Habrá chicanas, “vos a tal no lo querías”, “lo defendí siempre” y diremos de manera irónica y sin necesidad de aclarar “lo banqué de toda la vida al muerto este”. Quizás lo que extraño no es decir eso: lo que extraño es no tener que aclararlo. Lo que extraño es no tener que decir “es una broma”. No extraño el partido, ni siquiera extraño la charla: extraño conocer toda esa rutina. Creo que esa debe ser la parte que más tardás en volver a crear, si es que podés volver a crearla. Claro, hay cosas que ayudan. Tengo unos amigos que viven en Tarragona, sus hijos son deportistas, instantáneo se hicieron amigos, van al club, rutina. Nosotros somos todos unos bichos raros en mi familia entonces no hay ese ámbito de socialización. A uno que hace magia, el otro que hace teatro, el otro que hace danza, ¿qué sociabilización hay con el resto? No existe.
Pero no a todos les pasa igual. A dos cuadras de mi casa hay una plaza que no te sé decir qué día exacto, pero sí o sí uno de los dos días del fin de semana se llena, pero se llena, explota (verano o invierno) de ciudadanos asiáticos jugando a las cartas. Me vuelvo loco, porque digo “¿por qué están acá en esta plaza?” No es el Chinatown, no es el centro. Digamos, ¿cuál podría ser los motivos? “Bueno, es el barrio donde vive la comunidad china”, tiene sentido. “Es el lugar de pleno centro”, tiene sentido. “Es un lugar cerca de no sé qué”, tiene sentido. Pues no: en el medio de la nada hay una plaza a la que van, pero te estoy hablando, doscientos, trescientas personas a jugar a las cartas. Solamente asiáticos. Yo creo que son chinos. No tengo 100% de certeza. Y me muero de ganas de acercarme a intentar aprender el juego, o sea, primero me fijé a ver si no era Mahjong[6], es un juego que es parecido al dominó, pero no, no era Mahjong. Lo otro que vi es que son más mujeres que hombres las que juegan, pero hay también hombres. Y lo otro que vi es que en una parte se juega sentado y buena onda y en otra parte hay unos parados y mi sospecha es que donde es parado juegan por guita. Todo esto a la luz del día en una plaza. Y cada vez que andamos por ahí le digo a mi mujer “hoy voy, hoy voy”. Me dice “dejate de joder, dejate de joder”. Y quiero ir, pero por supuesto, todos sabemos que no voy a ir porque me da vergüenza. Y ahí extraño otra cosa, ahí extraño la bendita cámara: no es lo mismo ir con un micrófono que ir con una cámara. “¿Y por qué no lo haces para YouTube?”, me estás por decir vos, porque yo sé, te estoy leyendo la mente a través de tu auricular. Porque no es lo mismo: porque si yo voy con una camarita no es lo mismo que ir con la cámara grande. Llamame viejo. La cámara grande te abre (o te abría), te abría unas puertas insólitas en lugares insólitos.
Yo me he metido en una discoteca en Londres que era imposible entrar pagando (con la cámara): no sabían quién era, no sabían nada. Con la cámara y un poquito de conversación entrás donde sea. Alguna vez conté acá, una vez nos metimos en el cumpleaños del Diego con la excusa de hacerle una nota a los de Tambó Tambó[7] (casualmente ese día se la quisimos hacer). Todo eso con una cámara pequeña. Si bien yo hoy con una cámara pequeña podría salir en la tele; si bien yo hoy con una cámara pequeña podría estar grabando un video para un canal de YouTube que tenga más audiencia que la tele. No es lo mismo: porque te tienen que creer un poco más. De la otra manera tiene de entrada una cosa de verosimilitud. “Ah, es cierto. Ah, esta cámara es de la tele”.
Igual, también tiene sus contras. Alguna vez nos pasó en Holanda, me da vergüenza lo que voy a contar pero lo voy a contar igual: fuimos a hacer una entrevista en un show de sexo en vivo, para Versus[8], año 2000. Fue la muerte conseguir la entrevista porque obviamente nadie quiere saber nada, por más Holanda que sea. No, que no, que no, que no, bueno, la convencemos a una de las artistas y yo le hice todo una explicación que yo… o sea, no le dije nada que no pensara, eso es cierto, pero el contexto fue un poco decorado. Yo dije “no, porque yo quiero mostrar que ustedes son artistas y que no sé qué y que hay el arte erótico es arte y no… esto no es una cosa sensacionalista, de ninguna manera, y no sé qué…”. Bueno, después de hablar cuarenta minutos me dio cinco minutos en cámara, perfecto. Decimos:
— Bueno, queremos grabar el show
— No se puede grabar el show
— No, pero nosotros lo vamos a cortar
— No se puede grabar el show
No, no, no. Bueno, “¿quieren quedarse a verlo?”. “Sí, por supuesto”. Subimos… Casa Rosso[9] se llamaba el lugar. Se llama, está todavía en Ámsterdam. Subimos, nos sentamos en la grada y, oh casualidad, mi cámara (mi camarógrafo) da vuelta su cámara, la apoya en el piso enfocando el escenario. Claro, estamos hablando de una cámara de cincuenta centímetros de largo, por cuarenta centímetros, cincuenta por treinta, una cosa enorme, una Beta[10], no había manera de hacer en ese entonces que usaran algo más pequeño, una Beta. Y claro, al instante se dieron cuenta:
— Ustedes están grabando el show
— No, no, no
— ¿Ustedes están grabando el show? Eso está prendido
— No, no, no
Y nos tuvimos que quedar, simular… tapando la cámara para que se queden tranquilos que no estábamos grabando (tenían razón). Y nos tuvimos que quedar una hora viendo ahí a la gente dándole a la matraca, para más o menos disimular que no lo no estábamos grabando: que lo que queríamos hacer era ver eso para poder hacer mi informe acerca del arte erótico (que no era de ninguna manera sensacionalista).
Si alguien sabe a qué juegan estos asiáticos a las cartas me encantaría saberlo. Si alguien escucha esto y pertenece a la comunidad asiática en Madrid y me quiere invitar a jugar, yo soy pero recontra materia dispuesta. Hay un lugar que se llama Cobo Calleja[11], que está en las afueras, que yo lo conocí gracias a unos amigos míos, que es realmente el Chinatown pero nada de glamour: es Chinatown de verdad. Es donde compran los bazares chinos (porque en España no hay supermercado chino: hay bazar chino). Bueno, se me hace tarde para ir a ver el partido.
La prueba de vida del día de hoy es que querido Roberto ayer dejó un mensaje en el programa de Dolina[12] hablando de este humilde servidor[13]. Te lo agradezco mucho Roberto querido. Nos encontramos mañana cuando les diga No Es Nada.
[1] https://es.uefa.com/uefachampionsleague/
[2] https://www.espn.com.ar/video/clip/_/id/9975890
[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Gij%C3%B3n
[4] https://es.wikipedia.org/wiki/Estadio_Santiago_Bernab%C3%A9u
[5] https://zambayonny.com.ar/
[6] https://es.wikipedia.org/wiki/Mahjong
[7] http://www.tambotambo.com.ar/
[8] https://es.wikipedia.org/wiki/Versus_(programa_de_televisi%C3%B3n)
[9] https://www.casarosso.nl/
[10] https://pro.sony/ls_AR/products/shoulder-camcorders/dvw-970p
[11] https://www.abc.es/espana/madrid/abci-cobo-calleja-chinatown-madrileno-ciudad-fantasma-covid-19-202003250127_noticia.html
[12] https://venganzasdelpasado.com.ar
[13] https://venganzasdelpasado.com.ar/posts/la-venganza-sera-terrible-del-22-02-2022?transcription=true#play-0:48:20