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326. La escoba
Parada del colectivo cerca de la estación Ríos Rosas[1]. Cinco menos cinco de la tarde de un día lunes.
Hay horas que en esta ciudad no existen. Es como que alguien se la robó, como que desaparecieron. Es raro entender la agenda de una ciudad que no es la tuya. Desde lo que me gustó en cuanto llegué, que es que el banco abre ocho y media. Cierra a la tarde, no está del todo claro. Bueno, debe estar claro, yo no lo tengo claro. Pero los negocios abren a las nueve, a las diez. La panadería abre a las nueve: ¿cómo fue a abrir a las nueve de la mañana una panadería? La panadería no abre sábado a la tarde, la panadería no abre el domingo. Los mercados donde la gente compra, no los turísticos, los de verdad, cierran el sábado a las dos de la tarde.
Pero a esta hora, que son cinco menos diez, es como si fueran las cuatro de la mañana. Porque los negocios, pese a que abren tarde, nueve o diez de acuerdo al negocio, después cierran al mediodía y vuelven a abrir recién como a las cinco y pico, a las cinco de la tarde. Sí, a las cinco.
Ahora, lo otro que sucede es que si vos tenés que llamar a alguien por teléfono, y es una oficina pública o un banco o lo que sea, por más que abra ocho y media, hasta nueve y media, diez, no pretendas que te den bola. Claro, se almuerza, se come, aquí se dice “se come”, a las tres de la tarde. Pero después a la noche no se come a las doce de la noche, se come a las nueve de la noche. Entonces hay un período largo de tiempo entre el desayuno y la comida del mediodía. Ese es el momento en que salen a tomar café los que tienen trabajos estándar. Es cuestión de acostumbrarse. Por lo general, sábado y domingo nada existe. Lo cual está bueno si vos sos de las personas que trabajan en actividades que normalmente en otras ciudades están abiertas sábado y domingo.
Claro que toda esta promoción no aplica para almacenes o bazares chinos que abren de lunes a lunes. Siempre que voy a uno de esos pienso, y me cuesta saber qué tal le va. ¿Tiene plata, no tiene plata, está obligado a abrir de lunes a lunes? El otro día vi que el bazar chino a dos cuadras de donde yo vivo, el tipo llegó en una camioneta espectacular, híbrida, nueva. El mismo tipo que te atiende de lunes a lunes, de nueve de la mañana a nueve de la noche. Dije, “bueno, quizá la necesita para ir a buscar mercadería”, pero a la vez entendí que es el dueño, no sé, quizá se jubila. Se me ocurre que si trabajás de lunes a lunes doce horas tampoco gastás tanto. Pensaba eso, ¿dónde vivirá? Después me di cuenta que en uno de los bazares chinos atrás hay vivienda. Trabajar de lunes a lunes en el mismo lugar en el que vivís. Seguramente se jubilará antes que yo, y con mayor seguridad económica que yo. O quizás su realidad se compara con su vida en China, donde quizá trabajaba la misma cantidad de horas a cambio de mucho menos.
Si podés elegir, no estoy hablando de si es eso o morirte de hambre, si podés elegir, ¿vale la pena trabajar de lunes a lunes doce horas para tener más guita que trabajar menos y llegar justo a fin de mes? El equilibrio ese, ¿dónde está? Lo digo yo que ya ni sé cuándo estoy trabajando y cuándo no.
Durante mucho tiempo yo padecía que algunos parientes míos con trabajos convencionales se mofaban y decían, “eh, Guillermo no trabaja”. Me molestaba.
Un día entendí que es muy del que es muy normal no entender a los demás y que su último y único recurso sea la burla. No tiene otro modo de dialogar con eso. También me pasaba cuando trabajaba en un programa de tele que se llamaba Versus[2], que iba el vivo los domingos a la noche, que yo siempre el domingo a las cuatro de la tarde de donde fuera me iba. “Eh, ¿a dónde vas? Es domingo”; “a trabajar”; “eh, ¿un domingo vas a trabajar?”; “sí, boludo, ya lo viste cien veces que trabajo ahí”; “eh, pero al final…”.
El equilibrio es todo. Creo que el equilibrio también es temporal. Uno privilegia distintas cosas en distintos momentos. Mi padre, entre un montón de cosas profundas que me enseñó, me enseñó que el té en saquitos es lo que sobra. “Eso lo barren”, me dijo. Y no sé si será tan así, pero es cierto que si vos probás el mejor té en saquitos y el peor té en hebras, el peor té en hebras le gana, siempre. No sé por qué, pero quizás hay algo de eso. Porque ¿qué sabés qué meterán dentro del saquito? ¿O alguien hizo la prueba de abrir mil saquitos de mate cocido y hacerse un mate con eso? Es cierto que el té de hebra es más rico. Ahora, es un quilombo: hay que tener la tetera, hay que usar el colador, hay que filtrarlo. Y el té en saquitos es ese mundo que se nos ofrece más sencillo. Te lo llevás en un bolsillo, agarrás agua caliente, lo ponés y tenés un té. ¿Es el té más rico? No, pero es un té. Eso que parece tan pavo se debe repetir muchas veces en nuestro día. Se debe repetir muchas veces en nuestra vida. ¿Cuántas veces un trabajo, un amigo, una pareja, es ese té en saquito? Que sabés que no es lo que mejor te viene en el mundo. Que sabés que no es lo que más vas a disfrutar. Pero bueno, sino es un quilombo. Yo creo que si miro en mi vida casi nunca elijo del té en saquito. Pero también casi nunca tomo té.
La prueba de vida del día de hoy es que Argentina salió campeón de futsal una vez más, ganando el clásico[3]. ¿Qué se puede decir a esta altura, no? Ya estamos acostumbrándonos.
En Twitch[4] cambiamos de juego, seguimos jugando juego de terror. Si tenés ganas, sumarte en twitch.tv/FieritaCatalano[5].
No Es Nada.
[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Estaci%C3%B3n_de_R%C3%ADos_Rosas
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Versus_(programa_de_televisi%C3%B3n)
[3] https://www.conmebol.com/noticias/argentina-campeon-de-la-conmebol-copa-america-futsal-2022/
[4] https://www.twitch.tv/
[5] https://www.twitch.tv/FieritaCatalano