¿Alguna vez lloraste por un videojuego? Es mucho más usual de lo que imaginás.
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318. Game shark
Es la segunda vez que me pasa y es la segunda vez que me pasa con exactamente lo mismo. Un llamado desesperado, de ayuda, de gente que se disculpa por estar pidiéndote ayuda de una manera tan urgente y ya cuando empiezan a explicar que “te pido disculpas porque no sé si vas a entender el motivo de este llamado…”, yo ya sé lo que viene. Y por suerte en ambos casos pude ayudar, pero no por experto, sino por viejo y por calmo. Por suerte quienes me llamaron en ambos casos eran personas que tenían un problema que no podían resolver, pero eran personas sensibles y empáticas que veían el sufrimiento de alguien querido que ellos no entendían, pero interpretaban. Hoy por segunda vez tuve que tranquilizar a la hija de un amigo a la que se le había borrado todo el inventario digital de su juego online. ¿Y por qué digo esto? Porque en ambos casos, la otra vez también cuando me llamó un amigo con el mismo tema, los padres no entienden cómo el hijo o la hija se puede poner tan mal por haber perdido algo que es invisible, algo que ni siquiera saben describirme. Claro, cuando del otro lado el niño habla con alguien (supuestamente grande) que le dice #quedate tranquilo porque yo sé que estamos hablando del inventario y si te logueaste o no te logueaste…” y ahí empiezan a respirar porque es como bueno “alguien me va a entender,
alguien va a entender mi sufrimiento” y claro que lo entiendo. Solo quienes jugamos videojuegos sabemos lo que vale el tiempo que uno invierte en un videojuego. El progreso en el juego no es ni más ni menos que tiempo, tiempo que vos le dedicaste. Ya ni hablemos si son juegos pay to win, que no era
el caso. Estos eran juegos donde hay una creación propia que es la que se pierde. Pero lo que me dio esperanza puntualmente en el llamado de hoy fue que en el medio de toda esta explicación, que lo primero que yo hice y se los digo (por si tenemos padres escuchando esto) es ir a la página de
“Is it down or just for me?”[1], que es una página donde vos ponés cualquier web y chequea si es que solamente vos no podés estar accediendo a eso, o si es que no le anda a nadie. Acá lo que era interesante es que la web del juego estaba arriba pero los servidores estaban caídos, lo cual yo sospechaba porque justo se da a la hora en que AWS de Amazon está caído por segunda vez en la semana[2]. Pero me quedé pensando cuántas veces debe pasar y cómo se debe solucionar si no tenés nadie a quien consultar. Casi que pensaba de una manera jocosa (o no tanto) que debería haber algún servicio de soporte con el agregado de pedagogía, con el agregado de psicología. Porque de verdad estamos hablando de una pérdida. Es distópico, sí, pero es real. O sea, no es distinto perder todo lo que construiste en Minecraft[3] que perder la figurita difícil del álbum que yo juntaba cuando tenía 12 años. Es exactamente lo mismo.
O las bolitas: yo siempre me acuerdo, yo tenía un espíritu fenicio de pequeño, que una vez yo le había pedido prestada una bolita a un compañero mío. Le dije “bueno, ahora te debo una bolita. Ahora juguemos, pero juguemos por una bolita”. Y le gané. Entonces dije, “bueno, ahora estamos empatados pero ya esta es mía”. Ahora juguemos de nuevo. Le volví a ganar. Y dije “bueno, ahora vos me debés una bolita a mí”. Mi amigo, que no sé si es que era duro para la matemática o se estaba haciendo el boludo las dos cosas, hizo un escándalo infernal. Terminamos los dos en dirección. Y la directora, en lugar de hacer un razonamiento matemático que nos hubiera enseñado, se basó en el reclamo falso de este chico que decía “pero cómo, si las bolitas son mías ¿cómo yo le voy ahora a deber una bolita a él, si yo le presté una mía”. Y yo decía “no, no, no, pará, pero vos me prestaste, pero yo la arriesgué. Si yo la perdía, en vez de verte una, te debía dos”. Y se ve que la directora nunca había ido a un casino o simplemente creía que la propiedad privada es inalienable para los terratenientes de bolitas, y no estaba convencida de que yo podía, sin haber tenido antes una bolita, haberle ganado una bolita a uno que sí tenía y que me prestó la que yo usé para ganarle. Y me fui, me acuerdo, muy enojado. Me pareció muy injusto. Creo que fue el primer desencanto que tuve con el capitalismo. Y dije “ah, ganan siempre ellos”. Y así fue.
Pero me quedé pensando en serio este tema. ¿Cuántas personas, cuánta familia debe haber que los chicos están sufriendo por un videojuego y que no los entienden y que no tienen nadie que los pueda, aunque sea, tranquilizar? Porque aparte, yo simplemente lo que dije es “mirá, yo creo que ahora está caído”. O sea, no es que se lo solucioné, pero mi amigo me dice “mirá, acá cambió el humor después de la llamada”. Y a mí me puso contentísimo. Soy consciente que quizás estamos haciendo una imposición de mano y quizás cuando vuelvan los servidores les sigue sin andar. Puede pasar. Pero bueno, si le ganamos media hora a la tristeza, le ganamos media hora a la tristeza. La lección será en ese caso que, bueno, a veces tampoco hay que cantar victoria. No sé si algún grande se puede identificar con esto. Supongo que los grandes que juegan multijugador saben de lo que estoy hablando. Insisto, sobre todo en los casos en que no se puede comprar la mejora, que te la tenés que ganar. Me mató en el medio de la conversación, fue “yo con poder jugar multijugador, con eso me arreglo, porque yo puedo volver a conseguirlas a las cosas”. Te lo juro que me dio una cosa, dije, “wow, qué reflexión noble”. No era el llanto de “perdí lo que tenía”, no era una cosa de acaparación. No, no. “Bueno, aunque sea, si puedo jugar multijugador, vuelvo a entrar y lo vuelvo a hacer, lo vuelvo a conseguir”. Entonces me encantó, digo “wow, no duda de su capacidad”. No es “yo tenía esto y bueno, lo tuve de chiripa y nunca más lo voy a tener”. No, no, no. “Yo tenía esto, ahora no lo tengo. Quisiera tenerlo porque corresponde, no tengo por qué perderlo. Pero aún si lo perdí, dame la chance de ganarlo de nuevo y voy y lo gano”. Esa épica, quien no entiende de videojuegos cree que solo está en el fútbol. Bueno, no, no. Está exactamente igual en cualquier ámbito en que uno dedique tiempo.
Estaba pensando en un amigo que de grande tuvo una afición que no tenía de joven y un día a una colección que le había costado mucho tiempo armar, no con dinero, sino buscando cosas, se la tiraron y ese fue un disparador horrible en su salud mental. A veces pequeños momentos que el otro ni piensa cómo te pegan, te pegan bestial.
Nos quedan pocos episodios. Yo dije que íbamos hasta el viernes, quizás vamos hasta el sábado.
La prueba de vida del día de hoy es que el Kun Agüero se retiró del fútbol[4]. Me puse a llorar cuando lo vi, me dio lástima, me emocionó, no decir lástima, “lástima a nadie, maestro”[5], pero sentí sus palabras realmente.
Nos encontramos mañana cuando les diga No Es Nada.
[1] https://downforeveryoneorjustme.com/
[2] https://www.catchpoint.com/blog/what-can-we-learn-from-aws-december-outage
[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Minecraft
[4] https://442.perfil.com/noticias/futbol/el-kun-aguero-anuncio-su-retiro-del-futbol-profesional.phtml
[5] https://www.youtube.com/watch?v=v2FzYpMrBJc